viernes, 20 de febrero de 2009

De abjurar

Astro estéril,
contrahechura de los huesos
que nutrieron
ese germen incurable
del cual ha lactado
en este mundo
nuestra heredada orfandad

El chillido de las sombras
masturbándose contra tu efigie,
emerge hacía mi
como un anatema,
como un salmo
por los peldaños húmedos
del más humano de todos los infiernos

Doctrina
o perversión a la que se ha sometido
subyugada
comerciando su alma
con mis ojos
toda estructura

Pozos ciegos,
lagunas escarchadas de ruido,
lenguas de luz de mediatarde
posadas en las columnas herrumbradas
de aquel templo bautismal

De tu amor huyo como danzando,
atizando el goce de una fe
escondida bajo las uñas plateadas
de algún otro atardecer,
ese regurgitar,
ese estallido de un cielo
irreparablemente marchito
cayendo sobre la piel bendita
de una mujer en llamas.//

jueves, 12 de febrero de 2009

Mi vanidad

No es más que vanidad
este instinto de trascender
más allá de los ojos enrojecidos
de esa noche que me contempla
con fijeza incansable
y vacila en llegar,
torpe inmodestia
inventar,
que le coloque nombres a las cosas,
las enmarque y con clavos para cemento
como quien decora la memoria,
entre un silencio y otro,
en alguna pared
las trate de acomodar,
agravio o desatino,
realizar esto o más,
antes que las auroras
con su implacable certeza aparezcan
trajeadas de tempestad
y cogiéndolas por los cabellos
las coloquen frente mío
con violencia,
y las vea sangrar.//

miércoles, 4 de febrero de 2009

Improbable verbo

Las divinidades
y sus extremidades punzantes
continúan peinando
el halo inquieto de la noche

los sueños se erizan afiebrados
buscando con la mirada
y con motivos poco santos
la ventana más cercana

sus formas híspidas
apenas contienen
el volumen de su misterio
sobre su cresta fluctuante y germinal
toda nocturna tentativa
al revelarse
se pudre

intuir es extraviarse
toda una vida
dentro de un laberinto de susurros
y filosos roces

un fantasma
en un vestido en llamas,
atraviesa la oscuridad,
certidumbre:
la línea del horizonte la componen
unos cuantos cadáveres
y todo su deseo

de tan solo retazos,
la verdad viste a su séquito
hasta son imperfectos
los ropajes
que envuelven a las sombras
desgarrados con facilidad
por la imprudencia
de un solo pensamiento

hoy los crepúsculos no esperan
fueron nuestras espaldas
las que vieron nacer
y de nuevo
anunciaron sobre la cama láctea
otro alumbramiento

una vez más,
de la boca del que duerme
como a una sucia mosca
un improbable verbo
ha ahuyentado a la muerte.//