Tristes prodigios

Luego de varios días
contemplándola,
en las paredes de su habitación,
un hombre logró penetrar
su propia sombra

hoy aunque lo buscaras
no lo encontrarías,
ahora aunque lo llamaras
por su nombre,
él no vendría.

Este mediodía
en el cuarto de baño
y sin que su familia lo notara,
una mujer ha sido tragada
por un espejo

ya en su rostro no se expresa
ni tristeza
ni alegría,
ya en su rostro simplemente
no se expresa.

Así como ellos,
muchos que viajando
desde sus orillas hacia su centro
o desde su médula a su contorno,
en el camino, se perdieron

su corazón al verse desgajado,
de súbito, aún tibio,
les dirige una última mirada,
justo antes de descender
desconcertado,
junto al tuyo, tal vez, al exterior.//